El enclave del proyecto se encuentra en un entorno agrícola, área dominante en la planicie del Campo de Cartagena dedicada a un cultivo de nuevo regadío intensivo gracias a la extrema fertilidad de sus terrenos.
La construcción, casi en ruinas, estaba formada por dos edificaciones en torno a un patio: una vivienda y los gallineros adosados a la misma, construidas con muros de piedra en mal estado y con una cubierta provisional de chapa metálica.
La intención de esta rehabilitación es aprovechar las ventajas que ofrece la construcción tradicional y dar un paso más en la concepción del espacio doméstico. Sobre esta base, se procedió a modificar el esquema funcional existente, de forma que la casa se pudiese organizar en gradientes de intimidad, mostrándose introvertida desde las fachadas exteriores y abriéndose completamente al espacio central del patio que se comporta como una estancia más, generando una visión panóptica de todo el conjunto.
Se ha empleado un único material para la envolvente de la edificación, dotándola de una identidad propia que a la vez le permite mimetizarse con el paisaje circundante. El proyecto incluye un sistema de gestión de agua de lluvia para su utilización en el riego del jardín.
La vivienda resultante asume la condición de continuidad con el lugar y puede ser entendida como la proposición de un modo de vida moderno vinculado a unas preexistencias anteriores a través de un lenguaje sobrio y controlado.